Erotismo y sensualidad:
¿Qué esperamos, para romper encadenamientos y promover el erotismo con su apertura al deseo y al océano de placer?
Una de las temas más controvertidos en el arte es el erotismo; tanto por la recepción del espectador ante el desnudo, como por el contexto histórico en que se crea. Un género artístico dedicado a mostrar la anatomía que caracteriza al cuerpo de manera artística. (Ver Galería de las Obras Expuestas)
No existían sobre la tierra más que un hombre y una mujer y ya hubo entre uno y otro una complicidad de seducción. El erotismo presente en esta exposición hace alusión a la esperanza, atracción y unión de fuerzas opuestas pero complementarias que permiten la regeneración constante de la vida.
Pablo Picasso dijo una vez que la sexualidad y el arte son lo mismo. Tal vez tenía razón. El arte se ha convertido en una expresión del poder visceral, vital, subconsciente, que llamamos deseo, del cual la sexualidad es solamente una de muchas manifestaciones.
El poder experimental y seductor del arte erótico trasciende la simple representación: cuenta otra historia, una que va más allá de lo histórico o académico, de lo religioso o mitológico, para posicionar actitudes en el desequilibrio que se entrega a la furia del placer, la inestabilidad de las emociones apenas visible o la desnudez demasiado evidente.
Bajo estas condiciones en las propuestas del Salón Experimental, la “estética del eros” parece siempre más quimérica. No obstante, existen claras contratendencias que apuntan a una necesidad de volver a un grado elevado de compromiso social contrastando la resignación y la falta de fantasías que los autores más radicales, han denunciado en sus representaciones.
Las temáticas apuntan a nuevas formas de concebir la cultura y el arte a través de la participación directa y activa del individuo. Una manera, quizás, de reconstruirnos, al mismo tiempo, como sujetos sociales y como individuos más libres, dentro de una sociedad tendencialmente fragmentada que prefigura un retorno de las pasiones más vehementes y de los anhelos más ocultos.
Nos hallamos en un período de total frenesí. Sufrimos el ataque incesante de tensiones políticas, distracciones digitales y constantes crisis sociales y económicas que ponen nuestra mente y nuestros sentidos al borde de la enajenación. En medio de este torbellino, el arte puede actuar como una especie de refugio: ya que no podemos escapar del mundo que nos rodea, al menos nos ofrece una forma de bajar el ritmo al que nos arrastra. Justo en este momento, no creo que exista un paraíso creativo más deseable que pasar un tiempo con la creación visual, fascinante y abiertamente sensual. El Salón Experimental de Arte Erótico Arturo Regueiro, conjuga un mundo fascinante de diversidad en la sexualidad, que puede ser observada a través de los ojos y las obras de un grupo de jóvenes y experimentados artistas locales.
Apreciar las veintiuna piezas finalista simplemente nos hace ver lo cotidiano, lo extraordinario, lo vigoroso y lo sutil del instinto sexual con pasión, y la libertad de ser y de sentir; desde la magia del arte podemos visualizar un poco de uno mismo fuera de sí.
La sensualidad y la atracción están presentes en la muestra como una forma de culto al cuerpo, de honrar la belleza, tanto femenina como masculina. El discurso artístico se vuelve erótico como el mejor modo de entender la dialéctica que se produce entre lo sublime, seductor y lo grotesco, entre ver demasiado y ver apenas nada.
El tema erótico ha servido de pretexto idóneo para generar un vínculo entre lo oculto, lo prohibido, lo invisible y lo reprimido representando la posibilidad de que el espectador se vea envuelto y seducido por las imágenes y se aproxime a las obras con el objetivo de descubrir el velo, cuyo poder de provocación radica en la demanda de interpretación del amor y erotismo que nos recuerda a Quevedo en su soneto: “Polvo seré, mas polvo enamorado”