Agua dulce, Agua salada …
El romanticismo en Europa concedió al paisaje una posición cultural de privilegio, adquiriendo entonces una entidad anímica y emocional, mientras se le reconocía a la pintura una significación épica y una independencia total con respecto a cualquier otra manifestación.
El yo frente a la naturaleza, cargado de un carácter sublime, debe dejar paso a otras interpretaciones según las nuevas miradas. Frente a la percepción romántica y sus prejuicios, los autores quieren aportar significados acordes a lo que es el arte desde una perspectiva contemporánea.
Frecuentemente estas temáticas creativas suelen ser asociados con la distancia, sin embargo, en esta muestra las marinas y las escenas con ríos, podemos experimentarlas como espacios donde estamos inmersos, lugares donde se produce todo tipo de encuentros, desplazamientos, cruces e intercambios.
“Agua dulce, Agua salada”: es una propuesta pictórica compuesta por los más recientes trabajos de Raúl Fernández y Pedro Suárez; la identidad de estos nuevos encuentros contemporáneos pinareños emergen como nuevos referentes paisajísticos, de modo que todo ello nos abra a futuras interpretaciones que contemplen su carácter complejo, múltiple.
Sus vistas son siempre cambiantes, móviles y fugaces. Buscan en cada propuesta la representación de “un lugar” donde pueda convertir la contemplación en un carrusel de emociones, un escenario natural como modelo de la creación y de atracción.
El trabajo de estos creadores también puede comprenderse como una metáfora de nuestra época, en la que hemos roto fronteras físicas y mentales tras conseguir visualizar en nuestro entorno elaboraciones que antes se circunscribían al espacio nacional.
Los motivos creativos de Pedro Suárez (Pinar del Río 1954) conjugan la armonía y el ritmo de la música con el equilibrio, la profundidad y la expresividad del arte poético, en sus interpretaciones siempre canta un pájaro. El dominio del color es patente en su obra, así como la fidelidad que, a lo largo de su vida, el artista mostró siempre a su técnica y temática las cuales se convierten en características de su buen hacer y donde es palpable la autenticidad del artista.
Uno de los mayores intereses de estos dos pintores es el del paisaje, género que predomina de manera significativa en su producción. La presente exposición se centra en una serie de obras que muestran la predilección de los creadores por la naturaleza vueltabajera, sus montañas, el mar, las palmas y encantadores ríos.
Raúl Fernández (Pinar del Río, 1950) fue maestro de profesión y pintor de vocación. Pertenece a una generación de autores que busca una renovación en las anquilosadas artes plásticas vueltabajera sin llegar nunca a una ruptura total, tal y como proponían las vanguardias.
Su estilo se caracteriza a lo largo de su vida por una coherencia irreductible, una sencillez seductora y una pureza inquebrantable. Sus primeras obras, deudoras de cierto impresionismo, sobre todo en el uso libre de la pincelada, fueron ganando en estructuración, definición de volúmenes e importancia del dibujo, todo ello gracias a la influencia de los grandes paisajistas cubanos y de su maestro y amigo Pedro Suárez.
Agua dulce, Agua salada está compuesta por dieciséis piezas de gran formato coloreadas por la luz, pero también es, el canto de las aves, el sonido de los insectos, el ruido de la lluvia y del viento, el olor de la tierra, de las plantas y del mar, el grado de temperatura y de humedad, el aire, la atmósfera, las nubes en movimiento…, el espacio. También el tiempo de contemplación de todo ello. Y todo ello, a su vez, confrontado y contrastado, emocionalmente con la vida.
Para disfrutar a plenitud de esta exposición quizás debamos ir más allá de la mirada, no para encontrar una mirada verdadera y más profunda, sino para encontrarnos con la naturaleza. Los “parajes, costas y embarcaciones” no son previos sino posteriores al paisaje, surgen cuando le sustraemos —hasta donde sea posible— la presencia humana y recordamos que no somos otra cosa que un rostro en la arena.
Por el MSc. Heriberto Acanda Ramos.